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Sobre las amistades y el libro de Carnegie

 

 

Grupo de personas, amigos, junto a una playa

Sobre cómo ganar amigos e influir sobre las personas (de Dale Carnegie)

Si mal no recurdo este sería el primer libro, no cuento infantil, completo que leí. Fue escrito por Dale Carnegie, y lo aprovecharé ahora para exponer algunos puntos de vistas propios sobre el tema de las amistades.

Primero, Carnegie parece acertar, en mi opinión (basado en mi experiencia) en muchos aspectos. Para ser amigo de alguien, por ejemplo, hay que evitar decirle que está equivocado y tener gustos compartidos.

Hay cosas en que las personas pudieran aceptar que se les critique, pero no en todo, por ello decirle a una persona que está equivocado o enfatizar sus errores no parece la forma más efectiva para ganar amigos e influir sobre las personas en general.

Aunque no lo dice explícitamente, Carnegie también parecía proponer que es conveniente nunca hablar en un tono autoritario a la gente. En su lugar, emplear un tono bajo, sugerente, sería más efectivo en la mayoría de casos.

A su vez, siguiendo con lo antes mencionado, corregir a las personas en general sería un error. La mayoría de la gente no quiere ser corregida, sino aprobada. En el contexto moderno de las redes sociales, la mayoría no quiere críticas, constructivas o no, quieren un like. Especialmente cuando muchas críticas carecen de sustancia o sentido.

Por ello, para ganar amigos e influir sobre las personas llevar la contraria, debatir, criticar, no es lo recomendable. Haciéndo énfasis en ese objetivo de ganar amigos e influir sobre las personas.

Aunque uno esté 100% seguro de que el otro se equivoca, difícilmente lo pondrá de su lado si le expone sus errores abiertamente. 

Por otro lado, algo que proponía el difunto Carnegie en su libro era apreciar sinceramente a las personas, no aludarlas, sino decirles cosas honestamente. No parece que importe si quieres obtener algo de ellos a cambio de elogios, lo que enfatizaba Carnegie es que el elogio fuera sincero.

La cuestión con esto es que, como dije, en mi práctica personal supongo que funciona para conseguir lo que convencionalmente es un amigo (no lo que yo creo que es un amigo). A su vez, la definición que hace Carnegie de amigos no es precisamente lo que entiendo yo de esa misma palabra.

Pienso que, por ejemplo, difícilmente se puede ser amigo de alguien, digamos un vendedor, al que apenas conoces y hablas algo, poco, con él, por mucho que se apliquen los métodos de Carnegie. Puedes, eso sí, apreciarle sinceramente, pero no necesariamente esto sea una amistad, no importa que tan amable sea el uno con el otro (el cliente y el vendedor, en este ejemplo).

Sin embargo, comprendo que generalmente y coloquialmente, un trato amigable es suficiente como para que a eso se le llame amistad.

En mi caso personal, pienso que incluso personas que pasen horas y horas conversando, no necesariamente son amigos. Por ejemplo, yo pasaba horas debatiendo con personas en foros, sobre diversos temas, en especial religiosos, y aunque tenía un aprecio sincero hacia ellos, realmente no recuerdo haber considerado amigo a ninguno.

Esas personas pensaban muy diferente a mí, teníamos puntos diametralmente opuestos, yo podía amarlos, pero no considerar que eran mis amigos. 

Puedo conversar por horas sobre un tema con una persona, digamos como hacen diversos profesionales que debaten o conversan sobre un tema específico, pero no por ello calificaría de amistad la relación.

Además, precisamente por el aprecio sincero muchas veces uno tiene que intentar corregir a las personas, aunque eso acarré enojos, discordias o enemistades. No siempre, a veces lo mejor es evitar llevar la contraria a las personas, pero cada cosa tiene su momento y lugar.

Me imagino, por ejemplo, que si Dale Carnegie, por ejemplo, tuviera un hijo intentaría corregirlo. Pero, cuando no es el hijo de uno, qué importa, para qué buscarse uno un problema corrigiéndolo. Sin embargo, puede que alguno intente corregir, aunque sea solo eso, un intento, al hijo de un amigo.

Sí, los hijos literalmente se pueden enemistar con los padres y los padres con los hijos. Quizás esas enemistades surjan de un sincero aprecio que busca corregir, orientar, o evitar el mal al otro.

La cuestión con los hijos no solamente es un tema emocional, también es una cuestión donde el padre siente que tiene una responsabilidad. Es normal que muchas personas no tomen responsabilidades más allá de lo que les compete. La educación de los hijos, por ejemplo, suele ser considerada una responsabilidad de los padres. 

Los padres, muchas veces, transfieren esa responsabilidad a otros, como los educadores. Luego, cada padre elige dónde y, por ende, cómo se educa su hijo. 

Por ejemplo, los padres islamistas educan a sus hijos en materia religiosa con el coran y los mormones con el libro de mormón. Si un padre islamista quisiera que su hijo leyera el libro de mormón o fuera educado por misioneros mormones ellos mismos lo enviarían con los mormones y no con los imanes. 

Como este otro ejemplo, en la antigua Grecia habían muchos que enseñaban filosofía y habían diveras escuelas, cada quién enviaba a su hijo a dónde consideraba. Del mismo modo, ocurría con las artes marciales en China y Japón. 

Las personas pueden tener puntos de vista muy opuestos y eso, en realidad, dificulta que se forjen amistades reales. De modo que la postura de Carnegie, al menos funciona para lo que coloquialmente se entiende por amistad, o para evitar el enojo de las personas contra uno.

 

amigos bebiendo en fiesta en la playa

¿Tengo amigos?

La amistad es una cuestión que depende de dos, un amigo solitario es alguien que no tiene un amigo. Considero que todo siervo o hijo del Dios del cielo es mi amigo.

En realidad, en base a lo antes expuesto, no considero que tenga amigos en este mundo. De hecho, pueda que sean muchos los enemigos.

Una cuestión coloquial con la que yo personalmente discrepo es con el asunto de los enemigos. Se suele pensar que el enemigo es alguien a quien no puedes amar. Yo no creo eso, yo creo en el amor a los enemigos.

Lo que ocurre es que en la diplomacia de este mundo impera mucho el doble rasero, donde, por ejemplo, cuando los soldados se desangran en el campo de batalla los políticos diplomáticos extienden la mano en tono amistoso, según la costumbre de las naciones, a los líderes del bando contrario.

Pienso que uno puede chocar la mano, por supuesto, en sentido de cordialidad y de humildad (yo preferiría evitarlo), pero no siempre se puede estrechar en sentido de amistad. No sé si me explico, hay cosas que son inseparables, muchas veces. ¿Cómo un diplomático de una nación que está en guerra con otra es amigo de un diplomático del bando contrario que intenta destruir su nación?

En mi caso personal, yo pudiera amar a un ateo, pero no podría ser amigo de un ateo. Aunque el ateo fuera muy cordial (afectuoso o cariñoso), me invitara a su casa y por el estilo, yo no podría consideralo un amigo. Pero, pudiera apreciarlo.

Del mismo modo, si el ateo al extremo opuesto a aquello es agresivo, pudiera considerarlo un enemigo y, además, apreciarlo.

En mi caso particular, no soy un hombre influyente, tampoco con muchos amigos. Me conformo con eso.

Aunque algunas cosas que escribo, por ejemplo, en este blog, pudieran alguna vez influir sobre las personas, mientras mis creencias religiosas no influyan en las personas no me considero influyente.