Matrimonio igualitario y adopción, mi opinión
Mi opinión sobre el matrimonio igualitario, incluyendo la adopción de niños por homosexuales
Primero que nada tengo creencias religiosas, pero, además, puedo razonar sobre este asunto porque mis creencias no interfieren con la razón. Puedo sumar o restar correctamente cuando sea requerida cada operación.
No voy a exponer en detalles mis creencias religiosas, pero, como se puede comprender, obviamente no voy negar que no condicionan mi forma de pensar.
Pienso que el tema del matrimonio igualitario es un asunto de carácter social y que, por tanto, compete a cada sociedad definir estos asuntos. Me parece, eso sí, un abuso que un niño sin posibilidad de elegir razonablemente, sea entregado a un individuo homosexual o a una pareja homosexual. Pero, igual, hay religiones que realizan actos religosos con niños sin su previo concentimiento (pues, no se puede, cuando muchos son bebés y ni hablar saben), lo cual también sería un abuso.
De manera que, considero que es un tema social y son las autoridades que generan y administran las legislaciones, y pueblo en general que conforman esa sociedad, los que determinarán su destino como sociedad (dentro del contexto humanamente posible). Mis creencias religiosas no me conducen a interferir en estos asuntos sociales, pese a no respaldar las corrientes homosexuales y lgtbq en general.
Algunos dirán, quizás, que quien no se pone del lado del oprimido (en este caso los niños que sufren los abusos antes descritos) entonces es partidario del opresor. Quiero aclarar, que mi actutitud no es debido a que no quiera meterme en problemas, sino que mi actitud sobre este tema proviene de mis creencias.
De modo tal que yo simplemente puedo responder por mí y por los míos dentro de mi marco de creencias, los hijos de los demás y quienes están bajo el amparo de las autoridades establecidas en cada nación no entran en mi competencia. No con ello considero estar a favor de ningún opresor.
A modo de ejemplo, en la antigüedad los homosexuales eran muy comunes en muchos lugares. Por ejemplo, célebres filósofos griegos, como Platón, no solo eran homsexuales sino también pedófilos. La sociedad ateniense así lo permitía y lo percibía como algo normal y legal. Si alguien con mis creencias religiosas hubiera vivido en aquellas épocas, simplemente habría practicado sus creencias, pero sin tratar de imponerlas o hacerlas influyentes en la sociedad; en este caso, no habría presionado a los atenienses con acciones sociales y políticas como las protestas para convencerlos.
Con expresar que uno está en desacuerdo con esas cosas perniciosas como el homosexualismo es suficiente. Así, pues, en ninguna forma participaría en una acción de presión social para intentar modificar cosas de la sociedad en la que habito, no por ello, dejaré de decir lo que pienso, que tanto el matrimonio igualitario como la adopción por parte de homosexuales que se presentan como padres son maldad.
De igual forma, muchas otras cosas malas hay que son legales, pero, aunque legales, no dejan de ser maldad como el matrimonio igualitario y la adopción por parte de homosexuales y lesbianas. Maldad en sí es el simple hecho de tener estas tendencias, eso creo. Y no creo que haga nada ilegal con decirlo o expresarlo.