Muerte, salud y bienestar
¿Por qué preocuparme por la salud si de todos modos moriré?
La muerte es algo de lo que prácticamente todos pueden estar seguros. Alguno quizás piense que está seguro de algún acontecimiento, pero probablemente nunca los humanos estarán hablando con mayor certeza sobre algo, como cuando hablan sobre el final de sus vidas (de la muerte).
Sí, preocuparse por la salud y el bienestar no tiene sentido, máxime si nos acordamos de la muerte. Un proceso natural, e inevitable para las manos del hombre terrestre, el fin de su vida, la muerte.
Sin embargo, por naturaleza el hombre busca su preservación, por eso en lugar de maltratar el cuerpo, el hombre, empleando sus facultades mentales de forma adecuada, intenta cuidar su cuerpo. A quienes buscan dañar su cuerpo se les ha catalogado como masoquistas.
De modo que la salud y bienestar no son cosas extremistas, sino equilibradas, en este contexto biológico y natural. No tiene sentido preocuparse por la muerte, porque es incontrolable para el hombre terrestre, y no tiene sentido tampoco no cuidar nuestra salud y bienestar.
Aunque aquello parezca contradictorio, en realidad es un equilibrio, donde la preocupación no es necesaria y es hasta absurda, y donde el cuidar del cuerpo, aunque también pudiera ser absurdo en algún sentido (se va a pudrir hagas lo que hagas), puede ser beneficioso en el presente.
La calidad de vida biológica de un hombre, por ejemplo, depende de 2 factores: La salud y el bienestar. Aunque el hombre muera de 100 años, si no ha tenido alguna calidad de vida aceptable durante al menos 60 de esos 100 años, más que algo positivo, eso lo pudiéramos considerar como negativo.
Pero, si dicho hombre pasa solo 5 de esos 100 años en una situación donde su calidad de vida se ve afectada, pronto pudiera notar que los 95 años anteriores quizás no valieron la pena.
La contradicción: Felicidad VS salud y bienestar
En efecto, la felicidad puede ser contraria a la calidad de vida adecuada. Beber alcohol, consumir drogas, o realizar prácticas insalubres (comer y beber cosas insalubres, o malos hábitos en general), son algunos ejemplos de cosas que llenan de felicidad a muchas personas. Pero, también son prácticas que afectan y afectarán su calidad de vida de forma negativa.
Cuando una persona consume alcohol, drogas, o realiza prácticas divertidas, pero insalubres, secreta dopamina (según investigaciones), y esta hormona la vinculan con la felicidad. A la dopamina le suelen llamar la hormona de la felicidad.
Entonces, la persona puede estar feliz durante un tiempo, pero poco a poco su calidad de vida se va desmoronando. Muchas de estas personas que consumen alcohol y drogas en exceso, suelen morir relativamente jóvenes, o tener problemas de salud durante un notable porcentaje de tiempo de vida.
Lo mismo puede ocurrir, por ejemplo, en personas que comen alimentos poco saludables, o que no duermen adecuadamente por andar de fiesta.
Quizás en el momento en que están haciendo estas cosas no sientan que nada anda mal, pero poco poco, estas personas aparentemente felices suelen padecer enfermedades de diversos tipos, regularmente crónicas, como enfermedades mentales y cardiometabólicas, que van socavando paulatinamente su calidad de vida. Y lo interesante es que suele suceder a edades relativamente tempranas (35 a 50 años pudiera comenzar, en promedio).
Conclusión
Imagina a una persona de unos 45 años, teniendo crisis emocionales serias, que requieren sedantes y atención médica en general. Donde incluso, tuviera que tener cuidado con cada cosa que coma, porque si lo hace, pudiera terminar sufriendo malestares de diversas índoles, relacionados con problemas cardiovasculares y glucémicos.
Imagina a una persona de unos 45 años, con una capacidad física algo reducida, pero no mucho más de cuando era más joven, y, mejor aún, sin problemas de salud serios que comprometan su calidad de vida.
Estos 2 panoramas anteriores reflejan el asunto planteado en este tema. El primer panorama representa lo que con frecuencia ocurre a quienes se enfocan en ser felices, sin considerar su salud y bienestar a mediano y largo plazo. Pero, el segundo panorama retrata a los que se enfocan en hábitos saludables que les permitan mantener una calidad de vida adecuada de cara al envejecimiento, aunque no lleven vidas al límite de la felicidad y el placer para sus cuerpos.