Dieta paleo es un mito 🥩🍗
La dieta paleo se basa en un mito
La dieta paleo parte de una premisa equivocada, basada en un punto de vista mitológico.
La dieta paleo sostiene, equivocadamente, que los humanos consumían cierto tipo de dieta hace miles de años. Esta dieta se enfocaba en el consumo primario de carnes, según ellos.
La realidad, es que la evidencia actual apunta a que no.
Por ejemplo, hace unos meses se publicó una investigación en la que se indicaba que el pan ha sido un alimento consumido desde hace mucho (Sí, desde las épocas en que se supone los humanos consumían la dieta paleo).
Por lo tanto, desde la Edad de Piedra se molían semillas y se mezclaban con agua para elaborar una pasta que se pudiera comer y digerir. Una operación que puede constatarse en varias zonas del mundo con el cereal disponible en cada región: el trigo en Europa y África, el maíz en América y el arroz en Asia. Fue el primer paso para cocinar pan.
Como vemos, desde el periodo que los científicos catalogan como prehistoria (Edad de Piedra), se han estado consumiendo cereales.
Pero ojo, en cuanto a pan, se entiende que se refiere a pan integral. La datación más antigua actual del pan blanco se remontaría a las épocas de los romanos, probablemente. Pero, al igual que ocurre después, el pan blanco era un alimento exclusivo de las clases altas.
Además, quienes han investigado poblaciones que mantienen hábitos tradicionales, como el caso de Herman Pontzer, antropólogo evolucionista, se han percatado que aquellos cazadores recolectores que siguen prácticas antiguas en la actualidad (que son pocos), como los hadza de Tanzania, en realidad consumen más alimentos vegetales que carnes (la mayor parte de sus calorías).
Esto tiene sentido cuando pensamos que la cacería era un práctica compleja y peligrosa, y que rechazar alimentos fáciles de obtener, relativamente hablando, como frutas y raíces, no parece una acción lógica.
De modo que en un ambiente donde abundaban raíces y frutas silvestres, es lógico pensar que esa fuera la principal fuente alimentaria de poblaciones que no practicaban la agricultura, ni la ganadería, y, luego, como opción secundaria estaba la cacería.
Los cazadores recolectores, además, viven mucho menos y suelen tener una alta tasa de mortalidad. Sin embargo, esta mortalidad no se asocia tanto con la recolección, ni con enfermedades, sino que principalmente con la práctica de la cacería y luego actividades de violencia entre ellos (caso hiwi de Venezuela).
Por tanto, si siguiéramos el estilo de vida de estos grupos cazadores, sencillamente tendríamos que olvidarnos de la vejez. Este estilo de vida sería para hombres jóvenes que están dispuestos a morir a corta edad, relativamente hablando (antes de los 60).
La evidencia parece apuntar consistentemente a que la cacería ha sido una práctica alternativa y tribal de los humanos, más que una necesidad alimentaria para sobrevivir. Los cazadores son más parecidos a los deportistas (en tal caso extremos), que a los productores de alimentos. Ellos cazan más que por necesidad de cazar, por el estatus social que les confiere ante su grupo ser un cazador exitoso.
Los humanos tenemos cuerpos más saludables consumiendo vegetales
Son múltiples los estudios que apuntan a los beneficios de comer vegetales para el cuerpo humano, desde legumbres hasta frutas. El problema son los alimentos procesados y ultraprocesados.
De hecho, grasas saludables como la del aceite de oliva, son de origen vegetal. (Parte de la dieta mediterranea).
En cambio, aunque pueden tener algunos efectos beneficiosos a corto plazo, las dietas altas en proteínas y grasas se vinculan con mayores riesgos para la salud del cuerpo humano, desde problemas cardíacos hasta inmunológicos.
Las dietas altas en proteínas de origen animal también pudieran aumentar riesgos de padecer problemas renales.
En el caso de la inmunidad, se ha planteado que la microbiota intestinal tiene que ver con ella. Sin embargo, depende de fibras para su mejor funcionamiento. La dieta paleo es rica en proteínas de origen animal, pero limitada en fibras, lo que pudiera afectar con el tiempo a los microbios intestinales.
La dieta paleo, aunque en principio pudiera aportar algunas cosas, anatómicamente no corresponde a la dieta realista de los humanos. La dentadura humana está menos adaptada al consumo de carne que incluso la de un gorilla, que es un hervíboro. Esto también es evidencia de que el humano es principalmente vegetariano, y que solo pudiera consumir la mayoría de carnes cocidas.
De hecho, aunque carnes suaves como el pescado la coman cruda, comer alimentos crudos puede perjudicar la salud del cuerpo humano. Por eso, siempre se recomienda cocinar los alimentos.
Finalmente, al menos un estudio sugiere que el mayor consumo de carne y productos de origen animal (debido esto a la ganadería) se puede vincular con enfermedades genéticas, como la esclerosis múltiple. Las dietas altas en carnes pudieron haber influido en el microbioma intestinal y en la permeabilidad intestinal de estas poblaciones ganaderas, lo que pudo haber influido genéticamente en su sistema inmunológico, conduciendo al surgimiento de enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple.
Conclusión
La dieta paleo se basa en un mito que no considera que el cuerpo humano no está diseñado para ese tipo de dietas. Los humanos no cuentan ni con dientes, ni con sistemas digestivos, aptos para este tipo de dietas altas en carnes.
Y la evidencia histórica corrobora que, en efecto, los humanos antiguos no tenían una dieta como la que proponen los partidarios de la dieta paleo.